SINOPSIS DEL ARTÍCULO
- ¿Es que, esto es la vida? Reflexiones sobre la teoría y la práctica a propósito de una experiencia terapéutica
La primera vez que vi a "T" la trajo su hermana mayor ("M"). Tenía 37 años, una hija de 5 y estaba separada y había vuelto a vivir con su madre. Era la cuarta de una familia de cinco. Hacía un año que una hermana se había suicidado y este había sido el desencadenante de su estado. Según "M" todos en la familia lo habían superado menos ella.
"T" estaba muy delgada, tenía pronunciadas ojeras y su voz era un susurro. Entró cabizbaja, con los hombros inclinados hacia delante, un pañuelo en la mano "que siempre llevo porque me pongo muy nerviosa y me sudan" y el paso lento y pesado. Sentí su enorme fragilidad y grandes deseos de protegerla.
A su lado su hermana mayor se expresaba con voz potente y enérgica, comunicándome lo que le pasaba a "T". Hablaba con las ideas muy claras y con mucha seguridad.
"T" habló poco y con frases cortas cuando me dirigí a ella.
II.
El motivo de consulta, según su hermana (la voz de "T" en esos momentos) era porque desde el suicidio "T" lloraba frecuentemente, sólo comía unos determinados alimentos y siempre los mismos, había aumentando su hiperactividad natural (no se sentaba ni para comer), sus manías y cabezonerías eran más numerosas y sobretodo su obsesión por la limpieza se había agudizado hasta extremos insostenibles.
"T" había accedido a venir porque se sentía culpable de que su familia sufriera por su culpa y manifestó que quería que su hermana la acompañara porque no confiaba en que si quedaba a solas conmigo acudiera a las citas.
Durante el primer periodo las experiencias son peculiares: en ocasiones vienen las dos y "M" es la que habla "por boca" de "T". En otras viene "M" pero "T" no viene. Durante estas últimas, normalmente "M" me cuenta experiencias de su hermana e incluso suyas, llegando a compartir conmigo situaciones de abuso que ha recibido por parte de algunos adultos de su familia y que "T" desconocía.
(Artículo completo en la revista)