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SINOPSIS DEL ARTÍCULO

gordonwheelerLa Personalidad, una sinfonía dinámica co-creada

Después de algunos años durante los cuales habían permanecido relativamente en la sombra, el nombre y la reputación de Paul Goodman se benefician de nuevo de una vuelta del péndulo. Durante estos últimos años, nuevas ediciones de las obras de Goodman, en diferentes terrenos, han sido objeto de reediciones, comprendidos aquí sus últimos ensayos: “Crazy Hope and Finite Experience”. Esta publicación presenta un interés y una pertinencia ciertas para los terapeutas y otras personas que basan su trabajo en el modelo de la Terapia Gestalt articulada en su origen por Goodman y Perls mediante su colaboración clásica así como influyente de 1951 (a partir de aquí PHG).

Ahora que ha sido publicado un nuevo libro sobre la historia de esta colaboración (“Aquí, Ahora y lo que viene: Paul Goodman y los orígenes de la Terapia Gestalt”, de Taylor Stoehr), me parece que es el momento oportuno para mirar con nuevos ojos, gracias a la distancia que permite casi medio siglo, las contribuciones de Goodman a la psicología y a la psicoterapia en general, y al modelo gestáltico en particular.

El brillante discurso de Stoehr muestra bien que este tipo de reevaluación está, de alguna manera, facilitado por el paso de muchas décadas, no solamente desde la aparición de PHG, sino desde las horas de gloria de Goodman a partir de los años sesenta. En esa época, era una de las voces que definían los diferentes movimientos contestatarios y de liberación, y esto hasta su precoz muerte en 1972, con apenas sesenta años.

(Artículo completo en la revista)

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