SINOPSIS DEL ARTICULO
Una contribución para un correcto diagnóstico diferencial entre un ataque de pánico y las patologías cardíacas
A final de los años sesenta, acababa mis estudios de psicología y preparaba lo que ya se ha dejado de llamar el DESS para ser, simplemente, el "diploma de psicopatología".
En estos tiempos de transformación, en el que el ground (fondo) se muestra especial y peligrosamente inestable, el terapeuta está, cada vez más, llamado a trabajar con personas que sufren trastornos de la ansiedad.
La precariedad del contexto socio-económico, los ritmos de la vida y la presión a la que continuamente estamos sobreexpuestos, la difusa carencia de una red de relaciones estables y adecuadamente fiables, son a menudo condiciones, por sí mismas, suficientes para explicar y/o legitimar el surgimiento de unas perturbaciones así. Entre los síntomas que, cada vez, son más figura en las perturbaciones de la ansiedad encontramos, con seguridad, la taquicardia. Se trata casi siempre de un síntoma de naturaleza benigna, pero que, según las características con las que se manifiesta, necesita ser estudiado, antes de nada, desde el punto de vista médico, para poder excluir la presencia de concretas y específicas características cardíacas.
Sabemos que el momento del diagnóstico es un momento extremadamente importante y delicado del trabajo terapéutico, tanto en medicina como en psicoterapia.
Un error de valoración en esta fase puede comprometer el buen éxito de la cura, con consecuencias incluso graves para la salud del paciente.
En este artículo, queremos proponer algunos criterios de valoración útiles para un correcto diagnóstico diferencial entre la ansiedad y los ataques de pánico y algunas patologías cardíacas con etiología estrictamente orgánica.
(Artículo completo en la revista)
